sábado, 7 de marzo de 2015

Report 40: Familiares embotellados y Djins

Continuando con los familiares... ☺

Una de las varias formas en las que puede encontrarse un familiar habitando con su dueño es atrapado  o vinculado a una botella, redoma u objeto semblante (anillo, camafeo, joya, puño de bastón, etc...). Éste tipo de familiares se dice que son bastante más pequeños que el resto, para habitar en un lugar tan diminuto. No obstante, entendiendo la verdadera naturaleza incorpórea de espíritus y demás, realmente estos demonios, duendes o elementales no están atados a la materia. Los espíritus van y están donde quieren, ya que no se someten a nuestras leyes de espacio y tiempo y dimensión; lo que realmente ocurre es que acuden a nuestro llamado cuando hemos de hacerles uso debido al pacto que inicialmente trazaron ambas partes (humano y familiar), que suele estar sujeto a una fuerza aun mayor, por ejemplo demonios menores sujetos a demonios de mayor rango. Según el Grimorium Verum, Sustugriel enseña y otorga el arte de los espíritus familiares. Luego, los elementales están sujetos a reyes dentro de su clase, así Djin seria el gran rey de las salamandras.

Casos conocidos son los del diablo cojuelo (habiendo leyendas suyas en todo el mundo) y la del famoso genio de la lámpara de Aladín. En los países árabes es bien arraigada la creencia de los genios o Djinns (como podemos ver en las historias clásicas de las lámparas mágicas) , mencionados inclusive en el Coran, el cual los clasifica en una especie intermedia al hombre y los ángeles/demonios. Sostiene que éstos son hechos a partir del fuego sin humo, que fueron creados dos mil años antes del hombre, que se extinguirán en la Tierra antes del fin de los tiempos pero que podrán ser partícipes de la redención ya que Ala les otorgó el libre albedrío (por eso pueden ser tanto buenos como malos). Ellos, al igual que Paracelso, sostienen la creencia de que pueden procrear tanto entre su raza como con humanos en ciertos casos; lo cual no resulta descabellado ya que en todos los folklores se oyen casos de humanos medio elfos, medio hadas, medio demonios etcétera; sin ir más lejos tenemos el ejemplo de los Gigantes, ya tratado en el Report 30.

Si nos remontamos a 900 años AC, los orígenes de los genios embotellados se encontrarían en el reinado de Salomón, el cual hacia uso de la sabiduría mágica para invocar demonios (o ifrit) que le obedeciesen. Pero una vez se encontró con 72 demonios tan poderosos que se negaron a obedecerle, por la cual cosa el rey los castigó encerrándolos en 72 vasijas con un sello de plomo. En el grimorio de La llave menor de Salomón (o Lemegeton), se hayan los sellos para invocar y dominar a estos grandes reyes del infierno. La leyenda del diablo cojuelo también está ligada al encierro de los 72 genios, diciéndose que Salomón capturó a todos menos a uno, el cual era cojo, y que posteriormente consiguió liberar al resto.
Los sellos de los 72 espíritus de Salomón
Como se ha mencionado en el Report 35, los familiares se invocan (demonios, elementales), se crean (tulpas, golems, homúnculos) o se buscan. Como casos curiosos que ejemplifican cómo buscar y atrapar uno resumiré unas maneras usadas en algunas regiones españolas:

En Cataluña, los Maneirós son atrapados al coger la flor de la planta maneironera que florece en el interior de grutas solo accesibles a la medianoche de San Juan.
En el País Vasco y Navarra se cuenta que para atrapar a un Mamur has de dejar un alfiletero u estuche abierto en un zarzal en la noche de la víspera de San Juan, o ser capaz de recoger la flor invisible del helecho.
En Ibiza los lugareños aún hablan de la existencia de dos formas  para disponer de tu propio familiar. Las dos tienen en común que has de ir para ello bajo el Puente del Demonio el día de San Juan con una botella de cristal negra con agua bendita (casi todos los pueblos y ciudades tienen un puente con ese nombre, ya que se dice que fue construido por el mismo Diablo a través de un trato en un solo día
a cambio del primer ser que lo cruzase). La primera versión dice de ir al alba en el momento que el sol brillará en toda su intensidad y verás crecer una diminuta hierba que perece al segundo. Así que habrás de cogerla y meterla en la botella antes que desaparezca. La segunda versión parece más factible de realizar, y varía diciendo que has de ir a las doce de la noche en punto y verás unas lucecitas de colores que son los familiares que se meterán dentro de la botella la cual habrás de tapar luego y esperar unos días antes de destaparla y encontrarte con tu familiar el cual disfrutará de realizar tareas y de comer. ¡Pero cuidado!, libres se tornan insaciables de comer y trabajar y te atormentarán para que le des algo. Así que si lo sacas... ¡no podrás devolverle al frasco a no ser que sepas las palabras exactas! Por tal motivo rondan tantas leyendas de poner a los duendecillos a realizar tareas imposibles como tornar la lana de oveja negra en blanca lavándola para así mantenerlos callados mientras encontraban la forma de deshacerse de ellos o devolverlos a la botella.

Tomad nota de que todas hablan de la noche de San Juan, como se ha explicado en el blog en posts anteriores, ésta es una noche mágica en la cual los portales con el otro mundo se abren y los humanos son capaces de ver cosas y seres que en días  normales nos sería imposible.

Bruja en pacto con el Demonio
En el Grimorio de San Cipriano se ilustra que para atrapar a un diablillo has de buscar un huevo de gallina pura raza negra montada por gallo pura raza negro. Luego abrir un agujero con un alfiler en la cáscara y con el mismo alfiler pinchar la yema del dedo meñique de la mano izquierda e inserir la gota en el huevo, después tapar el orificio con cera y empollarlo dentro de estiércol de caballo o bajo la axila izquierda de uno. Cada día ha de nutrirse con sangre de ese dedo o con una gota de azogue a través del mismo orificio.

A manera de resumen, creo que queda bastante claro que la mayoría de seres que han servido en la historia como familiares tienen mucho que ver con los pactos con el Demonio, así que no es para nada recomendable a no ser que uno quiera convertirse en el esclavo del familiar, cosa que parece ser lo más frecuente.